miércoles, 2 de diciembre de 2009

POEMA de María Fernanda Vera Valdés

Mi vida es como un semáforo,
donde los colores van cambiando
al ritmo de las experiencias.

Con el rojo he estado en periodo de congelación
pausa, tristeza, desconsuelo, dolor.

El amarillo es la duda, desconcierto, indecisión.

Y el verde, es esperanza, libertad, alegría, gratitud, belleza, valentía.

He pasado el semáforo en rojo,
para volver a descansar en el amarillo
cuya estancia no es de mi agrado.

Prefiero nadar en un pequeño lago
que hacerlo en un inmenso mar de dudas.

Y ahora me encuentro en ese punto, al borde del abismo.

Aunque con la mirada fija donde siempre,
retando al rojo y viviendo la ilusión del verde.

2 comentarios:

  1. uuuuuuh amiwis te pasateee
    me ennco tu poemaaaa
    oscore k es bellloooooooooo

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  2. Aunque con la mirada fija donde siempre,
    retando al rojo y viviendo la ilusión del verde.

    Exelente!


    VEAMOS, QUE TE PARECE ESTO?

    ¿Deseáis el triunfo en la vida? ¿Queréis los medios que infaliblemente lo aseguran? ¿Sois capaz de
    elegir y deciros: "Yo quiero riquezas; he de ser famoso; quiero ser virtuoso; he de ser poderoso"? Que
    nuestra imaginación obre sobre el pensamiento, y observad cómo las confusas nubes de la
    esperanza van tomando la forma de célicas posibilidades. Dadle alas a vuestra fantasía, porque más
    esplendoroso que el mejor cuadro que podáis hacer con el pensamiento es el futuro que podéis
    pretender mediante la voluntad. Una vez que la imaginación haya obrado, tan pronto hayáis escogido,
    decíos: "Yo quiero". Y nada hay en la Tierra que pueda detenemos por más tiempo, pues sois
    inmortal y el futuro tiene que obedeceros.
    ¿Decís que la muerte puede saliros al paso? No lo hará.¿Decís que la pobreza, la enfermedad o los
    amigos pueden estorbaros? No será así. Nada puede ser obstáculo, a menos que lo permitáis. Pero
    debéis hacer vuestra elección, y en adelante ya nunca más desear otra cosa. Sino que debéis
    deciros: "Yo quiero". Y debéis decirlo siempre en pensamiento y en acción, y ya jamás en meras
    palabras. Y en adelante ni por un momento debéis cambiar de propósito, sino que vuestra constante
    intención debe hacer que todo lo que contáis vaya a serviros. Y entonces, si lo que habéis escogido
    no es perjudicial, antes de mucho será vuestro.
    Habláis de la pequeñez del hombre, perdido entre los surcos de la madre tierra, y de esta tierra, una
    partícula de polvo en la inmensidad del espacio. No hay tal, pues las grandes cosas no se miden por
    su apariencia. Decís de las debilidades y fatigas, de los inmediatos placeres y locuras, las
    conveniencias y accidentes de la vida... de cómo estas cosas confirman y limitan al hombre pequeño.
    No hay tal, pues todo puede llegar a utilizarse. El cuerpo es sólo una vestidura y los sentidos meros
    agujeros en el velo de la carne, y cuando éstos se aquietan y aquél es obediente, y la mente
    permanece en contemplación de sus inmortales posibilidades, se abre una ventana dentro de
    vosotros, y a través de ella veis y aprendéis que seréis lo que queráis ser... y nada más.
    Como la débil semilla enterrada en el suelo irrumpe y lanza un tierno brote, que se abre camino a
    través del suelo y consigue verse libre a pleno aire, y llega a convertirse en una poderosa encina que
    puebla la tierra con porciones de sí misma, o como un gran baniano se extiende sin límites desde una
    pequeña raíz suministrando abundancia y hogar a miles de criaturas, así también lanzad en este día
    el primer brote, tierno mas no incierto, de la voluntad, y elegid lo que habéis de ser.
    ¿Qué escogeréis? ¿Queréis el poder? Dejad entonces que los demás sean más libres y poderosos,
    porque vos también lo sois. ¿Queréis el conocimiento? Como vos lo sois, que los demás sean
    también sabios. ¿Queréis amor? Dejad entonces que los demás gocen de él, ya que tenéis tanto que
    dar. De esta suerte estaréis acorde con la Gran Voluntad y la Gran Ley, y vuestra vida será una con la
    Gran Vida, sin la cual no puede haber triunfo permanente.
    ¿Que cuáles serán los medios? Todo lo que os salga al paso, grande o pequeño; porque no hay nada
    que no podáis usar como medio para vuestro fin. Pero recordado una vez más: que todas las
    personas y las cosas que uséis salgan beneficiadas con ello. Así vuestro triunfo será también el de
    ellas, y la Gran Ley se habrá cumplido.
    No hay religión mas alta que la verdad.



    ERNESTO WOOD.
    Curso practico de la concentración mental.
    1949


    Saludos :D

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